Personas adultas hoy, personas menores ayer
Dicen que la juventud está en crisis hoy. Ayer éramos nosotros la juventud y se decía lo mismo. En palabras de Humberto Maturana surge una reflexión valida; si aprendemos de nuestros adultos; entonces su afirmación sobre que el futuro no son los niños, niñas y jóvenes, sino que somos los adultos.
Los adultos de los jóvenes somos cada uno y todos los adultos los formadores, los que permitimos y orientamos. Al parecer somos malos modelos. Nuestros hijos e hijas están desarrollando conductas que los hacen nuestros espejos. Ellos crecen asumiendo que los derechos parecieran ser un esquema sin límites donde el deber es un mero discurso y esto nace de nuestro lenguajeo que expresa nuestras frustraciones de aspiraciones no cumplidas. Somos parte de la generación del no, que se expresa de nuestra primera palabra que surge de manera espontánea en una conversación o respuesta a una invitación que nos permite bipolarizarnos generalizando el hablar. Todos son malos, todos son buenos.
Somos parte de una época que termina y otra que generacionalmente va apareciendo. Es una era donde el acceso a la información es cada vez mayor. Desaparecen los secretos y aparece fuertemente el concepto de privacidad.
Lo que complica el proceso es que los primeros años de vida desarrollamos mecanismos que nos permiten interpretar el medio en que vivimos y formar como vivimos una vida. Siendo jóvenes nuestras decisiones están tomadas desde lo que nuestro medio nos indica y creen que eso es la verdad. El discurso político está lleno de slogan que dirigen nuestro actuar antes situaciones cotidianas. Las publicidades por medio de la televisión contribuyen a formar nuestra cultura.
Hoy en día desde el punto de vista de los derechos civiles se discuten temas como la opción sexual, consumo de marihuana, educación gratuita, aborto, educación pública o mixta se confunden en la prioridad que los jóvenes les dan; muchos de ellos adultos de otros. ¿Tiene real capacidad de decisión una persona de 14 años de decidir situaciones que le afectaran en años futuros?
Muchos adultos olvidan la necesidad de la estructuración del tiempo propio y el de los hijos e hijas, de crear marcos de acción de referencia de sus conductas que señales el rango de lo bueno y lo malo. Esto obliga a darles tiempo personal y asumir que no tenemos hijos los hacemos para criarlos. En un proceso de orientación de personas menores surge la inmediata necesidad de entrevistarse con los padres en el interés de modificar algunas conductas de estas significativas personas mayores que alimentan el conflicto.
Se escucha en la conversación con los adultos padres decir que los hijos e hijas saben lo que quieren y tienen capacidad de elegir a los 12 años y menores. La pregunta es cómo estas personas pequeñas deciden, como se informan antes de decidir. Es fácil darse cuenta que las frustraciones paternas, sus deseos incumplidos, y en muchos casos la comodidad inciden en estas decisiones poco informadas de los efectos que se pueden provocar.
Mas allá de los problemas provocados en el mundo adulto por las características de su mundo y su participación en el, somos autores de nuestros hijos e hijas y sus primeras experiencias luego de salir de su nave nodriza este pequeño percibe el mundo por nuestros sentidos, aprende la seguridad, la pertenencia. Modelamos para ellos el cómo amar
>Encontrado en mi pc, desconozco el autor