Nacidos para triunfar
Cada ser humano nace como algo nuevo, como que no existía antes; como un ser distinto dotado de todo lo necesario para triunfar en la vida. Individualmente, cada persona puede ver, oír, tocar, gustar y pensar por sí misma. Además cada una tiene sus propias potencialidades, sus capacidades y limitaciones. Por derecho propio, cada una puede ser una persona importante, pensante, consciente y productivamente creadora; en una palabra, posee las palabras, posee todos los atributos necesarios para ser triunfador.
Las palabras “triunfador” y “perdedor” tienen varios significados diferentes. Cuando nos referimos a un triunfador, no queremos decir que un individuo vence al otro derrotándolo. Nuestro empleo de la palabra triunfador está restringido a aquel individuo que responde auténticamente: aquel que en su comportamiento es veraz, confiable, sincero y sensible, tanto en su condición de individuo como de miembro de una sociedad.
Pocas personas son totalmente triunfadoras o perdedoras, es una cuestión de grado. No obstante, una vez que el individuo se halla camino de convertirse en triunfador, sus posibilidades de serlo son muchas mayores –
TRIUNFADORES:
Los triunfadores tienen diferentes potencialidades. Tener éxito no es lo más importante, sino es ser auténtico. La persona auténtica tiene la experiencia de la propia realidad al conocerse a sí misma y al convertirse en alguien sincero y sensible. La persona auténtica es la que realiza su propia unicidad, hasta entonces desconocida, y aprecia la unidad de los demás.El triunfador no consagra su vida al servicio de lo que imagina que debe ser, sino, por el contrario, se esfuerza por se él mismo y, como tal, no consume sus energías en representaciones dramáticas, ni en falsas pretensiones, ni tampoco en manipular o inducir a otras personas en sus propios juegos. El triunfador puede revelarse como realmente es, en lugar de proyectar imágenes que agraden, inciten o seduzcan a los demás, tiene conciencia de que existen una importante diferencia entre ser cariñoso y actuar cariñosamente, entre ser estúpido y actuar estúpidamente, entre ser inteligente y actuar inteligentemente, el triunfador no necesita esconderse detrás de una máscara, se despoja de sus propias imágenes irreales de inferioridad o de superioridad y no se deja atemorizar por la autonomía.
Cada persona tiene sus propios momentos de autonomía, aunque sean transitorios. Sin embargo, el triunfador puede mantener su autonomía durante periodos cada vez más largos, en ocasiones, puede fracasar pero, a pesar de ello, conserva la fe básica en sí mismo.
Un triunfador no se atemoriza de pensar por sí mismo, ni de usar sus propios conocimientos, puede distinguir entre hechos y opiniones y no pretende tener todas las respuestas. Escucha a los demás, evalúa lo que tienen que decir, pero se reserva el derecho de llegar a sus propias conclusiones, admira y respeta a otras personas, pero no se deja definir, abatir, limitar o atemorizar por ellos.
Un triunfador no practica el juego del “desamparado” como tampoco el de echar la culpa, por el contrario, siempre asume la responsabilidad de su propia vida. No otorga a nadie falsa autoridad sobre si, porque sabe que el es su propio jefe.
El triunfador posee un justo sentido del tiempo. Responde adecuadamente a cada situación, de una manera apropiada al mensaje enviado, y en todo caso preserva la importancia, el merito el bienestar y la dignidad de las personas con quien se comunica. Sabe que hay una oportunidad para cada cosa y un momento para cada actividad.
Para un triunfador el tiempo es valioso, por consiguiente, no lo malgasta. Vive aquí y ahora. Vivir el presente no quiere decir ignorar neciamente su pasado o desperdiciar la oportunidad de prepararse para el futuro, más bien como conoce su pasado, es consciente del presente y vive en él y espera el futuro con optimismo.
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Un triunfador aprende a conocer sus sentimientos y sus limitaciones y no los teme, tampoco de deja intimidar por sus propias contradicciones o ambivalencias. Sabe cuándo está enojado y puede escuchar cuando los demás se enojan contra el. También pude dar y recibir afecto, o amar y ser amado.Un triunfador puede ser espontáneo, no tiene que responde de una manera rígida o preestablecida. Puede cambiar sus planes cuando es necesario. Al triunfador le entusiasma la vida, goza con su trabajo, el juego, la comida, las otras
personas, el sexo y la naturaleza. Goza de sus triunfos sin sentimientos de culpabilidad, y de las realizaciones de los demás sin envidia.Aunque el triunfador puede gozar libremente, también es capaz de posponer el disfrute de su placer, puede disciplinarse en el presente para gozar más intensamente después. No teme buscar lo que desea, pero lo hace de una manera apropiada, no reside su seguridad en el control sobre los demás y no se dispone a ser perdedor.
Como el triunfador se preocupa por el mundo y sus habitantes, no se aísla de la sociedad y sus problemas, se preocupa, siente compasión y se compromete en esfuerzos por el mejoramiento de la calidad de la vida. Aun en la adversidad nacional o internacional, no se considera totalmente indefenso. Hace todo lo que está a su alcance para hacer de éste un mundo mejor.
Toamado de james jongeward – nacidos para triunfar