¿Qué necesita un niño o niña para aprender?

ELISA MARTÍN ORTEGA

No todo en esta vida se puede aprender. Deberíamos empezar por ahí, para ser sinceros.

Escuchamos constantemente que lo realmente importante es “aprender a ser feliz”, “aprender a gestionar las emociones”, “aprender a ser empático” o, una curiosa entelequia, “aprender a aprender”.

La gran promesa de nuestro mundo es precisamente esa, que todo se puede aprender a través de la práctica, del ejercicio repetido, del control de la conducta y los pensamientos y, muy especialmente, gracias a una serie de conocimientos metacognitivos sin los cuales nuestra capacidad para el aprendizaje quedaría truncada seriamente comprometida. Barbara Oakley, autora del exitoso curso online Aprender a aprender, que han realizado millones de personas en todo el mundo, afirmaba hace poco en este periódico que es un disparate no enseñar a los niños cómo aprende el cerebro. Una completa locura que se ha propuesto remediar con unos divertidos videos en los que se instruye a los niños sobre el proceso de aprendizaje tal como este ha sido descrito por la neurociencia.

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