Aprender a enojarse

Cualquiera puede ponerse furioso… eso es facil… Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta… eso no es facil.

Aristoteles, Etica a Nicomaco

Asi como se aprende a vivir lentamente, aprender a enojarse es también un proceso de comprender nuestro mundo interno, con todo lo que es. Nuestros temores, nuestro dolor.

El tema de los docentes es enseñar a las personas a conocer y expresar adecuadamente sus emociones. Sin que se conviertan en un peligro para si mismo y para los demás.

El cambio social es entonces una de las actividades primordiales de la escuela si espera cumplir con el proposito de «Formar para la vida».

Las estructuras sociales y de gobierno deben considerar este aspecto como forma de evitar la violencia en las escuelas y liceos. El docente puede sentirse impotente e ineficaz para iniciar este cambio social. Lo que si tiene un limite en su eficacia y que con frecuencia se encuentra impedido para realizar en beneficio de sus alumnos y alumnas todo lo que desearian debido a fuerzas situadas fuera de su control.

Dada la cantidad de horas en que los niños y niñas permanecen en la escuela, esta puede constituir el lugar mas indicado para iniciar la deteccion temprana de todo tipo de trastornos. La salud mental y la salud del cuerpo son temas que la formacion para los futuros docentes deberia abordar con presicion. Basta decir que el aprender es una conducta y este es un proceso definitivamente organico.

Es evidente que una escuela volcada al exterior, aquella que cuenta con un equipo de personal y un Director, que en todo momento se halla a la busqueda de nuevas formas de expresar su interes por cualquier aspecto de la vida de sus estudiantes (sin inmiscuirse de manera arbitraria en los asuntos de sus familias) se encontrara en una situacion inmensa a la salud social del area en que existe. Con el tiempo se convertiria en el foco natural de todas las actividades creativas de orden social, educativo, cultural, recreativo y de fomento del bienestar de la zona.

Si todos como comunidad nos tomamos en serio la tarea de establecer programas efectivos de realfabetizacion emocional que prevengan la delincuencia,  ante la profesion docente se abre una labor de importancia que dilatara sus limites poco inmaginables su humamanidad y competencia. La concepcion de educacion del educador como  una especie de sacerdote de la sociedad y misioner cultural resulta indudablemente algo sobrecogedora.  A menos que demos pasos decisivos hacia su realizacion en la practica de su acción de la escuela, los grandes problemas sociales de la inadaptacion, el aburrimiento juvenil, la agresividad y la delincuencia que afliguen en la actualidad a un impresionante numero de jovenes de nuestra sociedad no solo no hallaran solucion, sino que ni siquiera seran mantenidos a raya.

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